Lo que esconde un Bulto en la Rodilla – El Quiste de Baker

El quiste de Baker, también conocido como quiste poplíteo o quiste sinovial, es un bulto blando lleno de líquido que se forma en la parte posterior de la rodilla. Como muchas enfermedades y trastornos, este quiste lleva el nombre del médico que lo describió por primera vez. A mediados de la década de 1800, el Dr. William Morrant Baker concluyó que estos quistes poplíteos eran el resultado del líquido que salía de una articulación de la rodilla dañada. Cuando se dañan las estructuras dentro o alrededor de la articulación, la rodilla produce líquido adicional que solo puede fluir en una dirección, por lo que se forma un quiste en la parte posterior de la rodilla.

¿Qué causa un quiste de Baker?

El quiste de Baker es el resultado de un daño articular que causa hinchazón en la rodilla. Los ejemplos de daño pueden incluir:

  • Artritis (artrosis o reumatoide).
  • Daño directo a la rodilla (desgarro de meniscos o desgarro de ligamentos).
  • inflamación.
  • Gota.

¿Cuáles son los síntomas de un quiste de Baker?

A veces, no sentirá dolor en absoluto, o solo un dolor leve con un quiste de Baker. Es posible que solo tenga dolor en la rodilla por el daño inicial que causó el quiste de Baker, pero no por el bulto en sí. Cualquier tensión puede hacer que este bulto o la rodilla se hinchen. Cuando la rodilla o el quiste se hinchan, esto puede aumentar su dolor y limitar cuánto puede mover la rodilla.

Los síntomas de un quiste de Baker pueden incluir:

  • Un bulto lleno de líquido detrás de la rodilla.
  • Dolor.
  • Rigidez de su rodilla.
  • Rango limitado de movimiento y capacidad para doblar la rodilla.
  • Hinchazón de su rodilla y/o pierna.

A veces, un quiste de Baker puede causar hinchazón y enrojecimiento en la parte inferior de la pierna que pueden ser similares a los síntomas de un coágulo de sangre. Un coágulo de sangre es una situación de emergencia. Si alguna vez tiene dudas, comuníquese con su médico de inmediato. Él puede revisar sus síntomas y determinar si es un quiste de Baker o un coágulo de sangre.

¿Cómo se diagnostica un quiste de Baker?

Necesita un examen médico profesional para diagnosticar un quiste de Baker. Durante su cita, su médico puede realizar varias pruebas para confirmar el quiste de Baker y descubrir qué podría estar causándolo, que incluyen:

Revisando su historial médico: El médico le preguntará acerca de cualquier lesión anterior que haya tenido en la rodilla y revisará su historial médico completo.

Radiografía: esta prueba no necesariamente mostrará el quiste de Baker en sí, pero se puede usar para ver si tiene artritis en la rodilla. La artritis es una de las posibles causas del quiste de Baker.

Imágenes por resonancia magnética (IRM): una IRM utiliza ondas magnéticas en lugar de rayos X para mostrar imágenes detalladas del interior del cuerpo. Esta prueba puede brindarle a su proveedor aún más información sobre lo que podría estar causando el quiste de Baker.

Ultrasonido: una prueba simple e indolora, un ultrasonido usa ondas de sonido para determinar si el bulto es sólido o líquido.

¿Cómo se trata un quiste de Baker?

El tratamiento del quiste de Baker generalmente comienza con opciones no quirúrgicas. Un método consagrado en el que los médicos deportivos y los cirujanos ortopédicos han confiado durante décadas para aliviar la inflamación causada por el daño articular es el método RHCE: Reposo, Hielo, Compresión, Elevación.

Tratamiento no quirúrgico.

A menudo, su médico le sugerirá que comience con un tratamiento no quirúrgico del quiste de Baker. En general, estas son cosas que puede hacer en casa y por su cuenta que pueden mejorar sus síntomas.

Las opciones de tratamiento no quirúrgico pueden incluir el método RHCE:

  • Descansar la pierna siempre que sea posible.
  • Aplicar hielo en la rodilla.
  • Usar vendas de compresión en la rodilla para disminuir la cantidad de inflamación de las articulaciones.
  • Elevar la rodilla mientras descansa.

Otras opciones de tratamiento no quirúrgico para un quiste de Baker pueden incluir:

  • Tomar un medicamento antiinflamatorio, como el ibuprofeno.
  • Mantener un peso corporal saludable, lo que puede ayudar a ejercer menos presión sobre las articulaciones.
  • Evitar actividades que tensen la rodilla. Esto incluye evitar deportes de alto impacto como trotar.
  • Usar una muleta o un bastón cuando camina.
  • Obtener una derivación para fisioterapia de su médico para ayudar a fortalecer la rodilla y el cuerpo.

Su médico también puede darle una inyección de esteroides. Esto implica la inyección de cortisona en la articulación de la rodilla, lo que puede reducir la inflamación (hinchazón) y el dolor.

Tratamiento quirúrgico.

Aunque la cirugía rara vez se usa para tratar un quiste de Baker, hay algunos casos en los que se puede recomendar la cirugía. La cirugía se puede usar para reparar la fuente del daño en la rodilla.

Su médico podría sugerirle una opción quirúrgica si:

  • Su dolor de rodilla es severo.
  • No puede mover bien la rodilla (rango de movimiento limitado).

En muchos casos, su médico tratará la causa de su condición para reparar su quiste de Baker. Esto podría implicar una cirugía por una lesión en la rodilla o para corregir un daño en la rodilla. En otros casos podría enfocarse en el quiste en sí. Las opciones quirúrgicas para los quistes de Baker pueden incluir:

  • Drenaje del quiste: su médico puede drenar el líquido del quiste con una aguja.
  • Cirugía artroscópica de rodilla: este procedimiento se puede utilizar tanto para diagnosticar como para corregir daños en la rodilla. Su cirujano le hará un pequeño corte en la rodilla e insertará un dispositivo llamado artroscopio (una herramienta flexible con una cámara en el extremo). Esto también se llama alcance de la rodilla.
  • Osteotomía de rodilla: En este procedimiento, su cirujano corta parte del hueso para corregir el daño a su rodilla. Esta cirugía puede ser una opción para las personas con dolor de artritis en la rodilla.

¿Cómo será mi recuperación después de la cirugía de rodilla?

Los tiempos de recuperación pueden variar de persona a persona. Lo que experimenta una persona cuando se recupera de una cirugía de rodilla puede no ser lo que experimenta usted. Algunos consejos para tener en cuenta a medida que se recupera pueden incluir:

  • Evitar actividades extenuantes.
  • Mantener la rodilla apoyada durante unos días después de la cirugía para disminuir la hinchazón o cualquier dolor que pueda sentir.
  • Tomar todos sus analgésicos y antibióticos según las indicaciones de su médico.
  • Ir a su cita de seguimiento con su médico varios días después de su cirugía.
  • Hacer fisioterapia para continuar fortaleciendo la rodilla si su doctor lo ha sugerido.

Después de la cirugía, es posible que sienta un poco de sensibilidad y palpitaciones en la rodilla. Comuníquese con su médico si esto, o cualquier dolor, continúa mientras se recupera. Debería poder conducir dos semanas después de la cirugía.

¿Puede haber complicaciones si no trato un quiste de Baker?

No todos los quistes de Baker se tratan. Puede sentir que el dolor es leve y dejarlo solo. El quiste podría desaparecer por sí solo si no se trata. Sin embargo, existen otras complicaciones que pueden ocurrir si el quiste de Baker no se trata, que incluyen:

  • El dolor empeora.
  • El quiste aumenta de tamaño.
  • El quiste se revienta y causa hematomas en la parte inferior de la pierna.

Si el quiste no desaparece, comuníquese con su doctor. Es importante obtener el diagnóstico correcto y asegurarse de que sea un quiste de Baker. Esta condición podría confundirse con algo más serio como un tumor o un aneurisma arterial, lo cual es una emergencia médica.

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